jueves, 20 de junio de 2013

Killing Joke, "Pandemonium"


Ante el poco o nulo interés en descubrir bandas de Rock nuevas (prácticamente porque la grandísima mayoría me suenan igual), me aventé un clavado a mis archivos, donde, afortunadamente, me encontré con esta joya de 1994. Y vaya que me recordó buenas épocas, pues salió a la venta en tiempos tortuosos pero bastante chidos también: yo iba en la secundaria, con eso digo todo.

Pandemonium fue el regreso de los ingleses Killing Joke a las grandes ligas de la música. Si hay algo que siempre me ha gustado del industrial, el crust  punk e incluso el crossover en su fusión con el metal más primordial son los riffs. Muchos de los riffs más poderosos, ponchados y bien amarrados que conozco son de bandas como Killing Joke, Ministry, White Zombie, Fear Factory y más para acá, de Amebix con ese último Sonic Mass de 2011.

Sin embargo, este disco también tiene elementos trance y electrónicos bien característicos de su trabajo en los 80. Y es ahí en donde radica su fuerza, pues al no ser una banda de metal meramente declarada, fueron capaces durante mucho tiempo de mezclar efectivamente ambos subgéneros con otros tantos de la música electrónica para crear paisajes sonoros hipnóticos, en ciertas veces tranquilos y llevaderos, en otras, poderosos, estruendosos y amplios característicos del Rock.


A mí me relaja escuchar este tipo de discos porque me dan un respiro ante toda la vorágine de growls atascados, velocidad hipersónica en baterías, triggers por donde quiera y megaproducciones digitales que roban el sentido análogo al sonido que una banda de Rock originalmente debe tener… “garaje” le llaman algunos.

Y aquí me puedo echar a los puristas al cuello, quienes podrían alegar que Pandemonium es, en sí, uno de los discos que hasta entonces KJ había producido sobremanera. Pero seamos realistas: a casi 20 años de su lanzamiento, el disco suena fresco, bien producido (no megaproducido) y conserva el matiz grueso y crocante de una buena guitarra eléctrica tocada con precisión y pesadez, como dictan los cánones del riff metalio.

Hay varias canciones que podría destacar aquí. KJ no es un grupo que cuente con una hueste de seguidores muy amplia, pero los que le saben, podrían concordar conmigo que hay temas como el homónimo Pandemonium, Millenium, Pleasures of the Flesh, Labyrinth, la casi-hermosa Jana, la hipnótica y poderosa Whiteout y por supuesto, Mathematics of Chaos (casi todo el disco por no decir que todo el material).

Ojo, no es un disco de metal meramente clasificado, pero tampoco es un disco de música electrónica al ciento por ciento. Es algo muy chingón, eso sí.

Si al igual que yo estás un poco hastalaputamadre de escuchar lo mismo y lo mismo en casi todo El Rock pesado que se hace actualmente, dale chance a este disco. Te aseguró que te dará el aire que necesitas para emprender de nuevo tu búsqueda e incluso, te puede ayudar a llevar esa indagación hacia los terrenos del pasado, porque en años anteriores se editaron joyas que necesitan ser redescubiertas y valoradas actualmente en justa medida. Van.

CBVM

@elbarametal

lunes, 17 de junio de 2013

Daft Punk, "Random Access Memories"


Rock and Roll is Dead

A principios de la década de los 90’s el Glam-Hair-Rock de Los Angeles se jugaba una carta muy arriesgada con la aparición del album doble de Guns ‘n’ Roses, Use your illusion, que marcaba oficialmente el final de una década llena de fulanos maquillados como morras que llevaron el término Rock and Roll a un nivel de decadencia que no se había visto desde la caída del Imperio Romano (bueno, a lo mejor no tanto) 
Después de que prácticamente todos los temas del álbum fueron sencillos, y se hicieran videos de repetición interminable en MTV,  se elevó al estaus de semidios a W Axl Rose, y el Rock and Roll tomó al fin el paso decisivo: Puso una escopeta en su cabeza y haló el gatillo.

Tras aquella brutal masacre, los sobrevivientes del holocausto dirigimos nuestros oídos hacia los crudos sonidos del Grunge; al extenso desierto de las producciones de Bob Rock con Metallica; y a los bosques oscuros del Brit. De pronto el rock alternativo se adueñó de las ondas de Radioactivo y comenzamos a adorar a REM, Oasis y a los New Radicals.
No me malentiendan, fue una época llena de buenos descubrimientos; simplemente le llegó la hora al Rock and Roll, había ahogado sus últimas notas  en albercas de Vodka Absolut, y dejó que C+C Music Factory y En Vogue destruyeran lo que les había tomado décadas construir; la decadencia  es un ciclo que ya había pasado, pero, como dijera Chespirito:  ¿Quién podrá ayudarnos? En los 70’s tuvimos a los Ramones ¿Y ahora?

La Santísima Trinidad

Ni Nirvana, Soundgarden, Pearl Jam ni los Stone Temple Pilots eran realmente divertidos; en el fondo expresan el descontento acumulado de décadas de excesos y drogas y, además, a las chicas no les parecían ritmos exactamente bailables.
Media década tuvo que transcurrir hasta que comenzara a sonar un murmullo, un sonido de bajo que retumbaba desde algún sótano de la ciudad de Brighton, o de Chicago, o de Paris. Fiestas clandestinas en una casa del Ajusco, donde no había vodka, pero sí jugo de naranja para bajarse las tachas. 
Así, llegamos a 1996, año en que apareció el Better Living through chemistry de Fatboy Slim, álbum que al fin abría las puertas del mainstream a las fiestas rave que llevaban tanto tiempo en  la oscuridad; pocos meses después, ya en 1997 apareció el Dig your own hole de los Chemical Brothers con la maravillosa “Block Rockin’ Beats” y casi simultáneamente llegó la opera prima de Daft Punk: Homework.
Así surgió la Santísima Trinidad de la música electrónica que gobernaría suprema la escena electrónica de finales de los noventa y principios de los 2000. Tomarían la bandera de la rebelión, que con tanto honor llevara el Rock durante años, y tras pasarla por el escáner la llevarían a una generación que más que guitarras, necesitaba sintetizadores.


Random Access Memories
Tras la aparición del álbum Human After All de 2005 y la épica gira Alive de 2007 puedo perfectamente imaginarme a  Guy Manuel de Homem-Christo y a Thomas Bangalter escuchar horrorizados la aparición del disco One Love de David Guetta.
Aquel disco sintetiza la decadencia absoluta que vive la música electrónica hoy en día, metafóricamente, se parece muchísimo a un Gansito Marinela… congelado: Es lo suficientemente oscuro y amargo en el exterior, como para atraer a los conocedores de chocolate; pero tras la primera mordida uno se da cuenta que la mermelada está hecha de dextro fructosa, la crema es de grasa de soya reciclada y el pan es de harina de granos mutantes… y aún así, ¡es delicioso!
El problema con el Gansito, y con David Guetta, es que no pueden ocultar sus orígenes industriales, al grado que ahora casi cualquiera que cuente con un poco de talento y suficiente (dinero) conocimiento de tecnología en edición musical, puede ser DJ y vender discos ¿No me creen? Y entonces, ¿qué hacen allá afuera todos los Pit Bulls, Jennifer Lopez, Will I Ams y demás clones fabricados en probetas? 
La revolución iniciada por los Tres Grandes se acabó con la gira Alive, y es ahora el malvado Imperio Galáctico, la música electrónica ganó, pero se convirtió en el mismo monstruo que había destruido en primer lugar.
Ahora bien, tras un silencio tímidamente interrumpido por el soundtrack de la película Tron: Legacy, el dueto francés regresa con su Random Access Memories, que trata de volver muy a su estilo a los orígenes mismos que la electrónica encontró en la música disco.
El primer sencillo, "Get Lucky", sigue sonando a los robots de siempre, atrapados en un frágil cuerpo orgánico, yendo y viniendo entre guitarras que recuerdan a Barry White; "Beyond" pudo haber formado parte del soundrtack de Saturday Night Fever ya que por momentos se puede imaginar a Tony Manero, con su traje de ala ancha caminando altaneramente por las calles de Brooklyn, mientras muta hacia las personalidades actuales de Guy Manuel y Thomas.
"Touch" comienza como un viaje de tachas que no se terminaron en los 90’s y que decidieron revisitar, pero después suena a Tavares, una puesta de sol en Puerto Vallarta y al góspel de Ray Charles. "Motherboard" con sus violines nos recuerda a Gloria Gaynor y con sus percusiones al Two Man Sound, juntos en una batucada en el centro de la pirámide.
Las primeras reseñas de la edición digital de la revista Spin, destruyeron al Random Access Memories, y tienen razón en una cosa: Este truco ya lo habíamos visto, pero me parece que se equivocaron en su juicio, ya que éste no es un disco que pueda digerirse a la primera escuchada, se debe dosificar poco a poco para desentrañar su belleza.
Parte del problema es que Daft Punk ya nos había regalado el Discovery, que es una colección de 14 grandes hits, es el Baileys de su carrera: Le gusta fácilmente a todo mundo, conservando su origen artesanal; mientras que el RAM, debe entenderse como se hace con un Whisky de una sola malta: Es rudo y complicado al primer sorbo, pero conforme invade la boca, se descubren las más deliciosas notas que sólo la paciencia, el tiempo y la experiencia pueden ofrecer.
Random Access Memories probablemente no venga a salvar de la decadencia a la electrónica, pero definitivamente hace una fuerte declaración: Este género necesita evolucionar, y Daft Punk ofrece un camino.

viernes, 14 de junio de 2013

Symphonic Theater of Dreams: A Symphonic Tribute to Dream Theater


Symphonic Theater of Dreams: A symphonic tribute to Dream Theater (Conducted and arranged by Michal Mierzejewski)

A modo de introducción: ya han pasado varios meses (17 para ser exactos) que dejé de escribir reseñas y textos relacionados con música, debido a diversas razones personales y de trabajo que no vale la pena enumerar aquí. Por ello, y con un ánimo nuevo y que espero vaya creciendo, agradezco la oportunidad de regresar a estos lares. Vamos pues.

Symphonic Theater of Dreams es un disco especial. Pocas veces el anuncio de la salida de un material mantiene captada mi atención por mucho tiempo, esto, a menos que sea de una banda que en especial me guste o sienta una afición real y genuina por su trabajo. Vamos, en general los discos de los grupos de rock y heavy metal que salen de unos años para acá, en realidad me tienen sin cuidado. Digamos que me entero de la salida, los escucho y entonces decido si me gusta o no. Pero con este disco la cosa fue diferente.

Desde noviembre de 2011 en YouTube empezó a circular un video donde se había realizado un tributo sinfónico a "Sacrificed Sons", una de las mejores canciones épicas de Dream Theater (que viene en el Octavarium). La atención de todos los que gustan de la banda cayó en el video cuando Mike Portnoy (entonces baterista de DT) subió el video a sus redes sociales y comentó sobre lo bueno que era el arreglo.

Fue entonces que Michal Mierzejewski, compositor, arreglista y director polaco –bastante joven por cierto- se dio a la tarea de concretar un disco profesional tributando a uno de los grupos más apreciados y odiados del rock y el metal: Dream Theater.

Después de casi tres años de espera, en marzo pasado salió a la luz Symphonic Theater of Dreams y después de escucharlo varias veces, puedo decir que es un material que ha valido mucho la pena por la espera que implicó, las especulaciones sobre su salida y el resultado final.

La selección de temas tributados aquí son canciones con un alto grado de arreglo sinfónico per se desde su concepción y ejecución con el quinteto neoyorquino. Ejemplos claros son "Sacrificed Sons", "Losing Time" y "The Ministry of Lost Souls". Si te gusta Dream Theater, vas a amar este disco. Si no te gusta, te va a gustar porque los arreglos, la orquestación, la ejecución y el resultado audible que proyecta la orquesta sinfónica Sinfonietta Consonus –dirigida bajo la batuta de Mierzejewski y Ariel Ludwiczak es simplemente magistral… y no, no exagero.

Como casi siempre, hay una canción en particular que gusta más que el resto del disco. En este caso es "Hell’s Kitchen" (aquel tema incluido en el subvalorado Falling Into Infinity de 1997). Si recuerdan, la versión original de "Hell’s Kitchen" contiene unos arreglos en destiempo bastante abiertos, amplios, bien ejecutados, precisos y a la vez, coordinados de forma excepcional para crecer dentro del entramado sónico de la canción, la cual llega a un estado de clímax que, con la correcta atención, hace que los vellos del cuerpo se ericen.

En esta versión el resultado es, tal vez, más grande, más emocional y más intenso. Los arreglos de cuerdas, de alientos y de percusiones son intensos, emocionales, viscerales y hermosos. Como debe ser la música de cámara, considerada por muchos –me incluyo- como la más hermosa del planeta.

Denle chance. Es un buen material. Además puedes relajar tus oídos, tu mente y darle descanso al Rock –irónicamente- con más Rock, pero ejecutado con diferentes instrumentos.

CBVM
@elbarametal

miércoles, 12 de junio de 2013

Megadeth, "Super Collider"


Un album un tanto extraño es lo que nos presenta Megadeth en Super Collider, su más reciente material bajo la producción de Johnny K (también productor del TH1RT3EN) y ya dentro del sello disquero del propio Dave Mustaine llamado Tradecraft.

Efectivamente, en un balance general, Super Collider suena muy al estilo de TH1RT3EN y no se puede apreciar y disfrutar bien la primera vez que se escucha. Uno de los grandes cambios que presenta es la falta de agresividad de Mustaine en partes de algunas canciones que en otros tiempos hubiera cantado con más enojo.

Super Collider tiene tracks medio flojos como lo son 'Super Collider', que fue el primer sencillo, y 'The Blackest Crow'. A su vez, tiene unos muy a su estilo como 'Dance in the Rain' y 'Built for War'. Otros tracks muy buenos son 'Kingmaker', 'Don't Turn your Back' y 'Cold Sweat' (un muy buen cover realizado a Thin Lizzy). Por su parte, 'The Begining of Sorrow' es una gran canción, instrumentalmente hablando pero con una letra que deja mucho que desear.


Super Collider tiene a Dave Mustaine en las vocales y guitarras, Chris Broderick en guitarras y coros, David Ellefson en el bajo y coros, Shawn Drover en la batería y cuenta con la participación de un excelente vocalista como lo es David Draiman (Disturbed, Device) en 'Dance in the Rain' y Forget to Remember'.

Con el tiempo Megadeth ha perdido una de sus características esenciales que era la constante crítica de manera muy directa a los gobiernos mundiales y principalmente al estadounidense. Super Collider se centra más en hechos más cotidianos pero aun reflejando algunas inconformidades que Mustaine tiene.

Ahora sólo nos resta esperar cuales de las canciones de Super Collider presentarán en su próxima visita a México junto con Black Sabbath, en octubre de este año en el Foro Sol.

Mark Corpse

lunes, 10 de junio de 2013

Black Sabbath, "13"


La espera ha terminado. El que quizás ha sido el disco de Rock Pesado más esperado en la historia musical, ha llegado a nuestros oídos y la experiencia final ha sido reconfortante. Esperamos 35 años por un nuevo disco de Black Sabbath con Ozzy Osbourne como cantante. Pero en realidad el último que Black Sabbath editó, fue Forbidden hace 18 años con Tony Martin y como Heaven & Hell, lanzaron The Devil You Know con Dio hace cuatro. Pero mientras esperábamos este nuevo disco de Black Sabbath, uno de los factores más preocupantes era lo predecible que podrían ser los riffs de Tony Iommi. Y es que para músicos de su edad debe ser difícil (que no imposible), reinventarse, para estar a la altura de las expectativas, pues un disco nuevo con Ozzy Osbourne como cantante, no es cosa de todos los días para Black Sabbath. 
“End of the Beginning” y “God is Dead?” son las canciones que abren el disco y también son las más largas. Precisamente “God is Dead?” es la que escogieron para hacerla pública, mucho tiempo antes del lanzamiento oficial del disco (10 de junio, o sea, hoy). Y como suele suceder cuando emplean este recurso, la canción no es precisamente la mejor muestra del mismo. Las dos canciones son lentas al principio y Ozzy casi arrastra las palabras. Pero hacia la mitad de ellas, el bajo y la guitarra aceleran en sus riffs gemelos, desechando cualquier mal augurio. Y cuando ya nos tienen inmersos en alguno de ellos, nos hacen caer en cuenta de lo grandiosos que son éstos. Y sí, pueden ser predecibles hasta cierto punto porque ellos los inventaron y miles de bandas han hecho de ellos un estilo.



 “Loner” ya es más dinámica y nos rememora a “Sweet Leaf”, pero más revolucionada. Y Ozzy se avienta incluso la puntada de repetir el legendario grito de “Alright Now!”. “Live Forever” es otra de las rápidas, que cuando parece perderse en medio de una maraña de riffs, la aceleran y terminan entregándonos lo que seguramente será una de las favoritas en concierto. Y de nueva cuenta los solos de Iommi tienen la naturalidad que los caracteriza, por la contundencia con que los inserta sin forzar la redondez de las canciones.

Quien conozca el material antiguo de la banda y haya disfrutado de “Planet Caravan” y “Solitude”, entonces entenderá el extraordinario pasaje sonoro de  “Zeitgeist”. Solo así entenderán que una guitarra acústica, psicodélicos sonidos y algunos tamborines no son elementos ajenos al universo Sabbath. En esta canción la comunión entre Butler y Iommi es mágica, a pesar de que los aleja de las descargas decibélicas que los han inmortalizado.

Inevitablemente con la introducción de “Age of Reason”, todos los escuchas llegamos al mismo lugar, y es a preguntarnos ¿dónde demonios está Bill Ward? El trabajo de Brad Wilk es tan correcto, que no suena a Rage Against The Machine, ni a Bill Ward. Pero lamentablemente nos percatamos que finalmente 13 subsiste sin la presencia de Ward, aunque seguramente sí le hubiera dado una redondez que ya jamás verificaremos. El riff de este tema se marca por el trabajo dual de Butler y Iommi, algo que caracterizó a la época de Sabbath con Dio, mientras que en la década de los setentas el duelo entre ellos fue más constante. Y este análisis nos permite concluir que Black Sabbath con Dio, ha cautivado más al público heavy metalero de recientes generaciones, mientras que el Black Sabbath de la era Ozzy, regocija más al público rockero y de extracción más clásica. La música de Black Sabbath a partir de su colaboración con Dio se volvió más sofisticada, porque hasta entonces lo pudieron hacer. La versatilidad de sus cantantes permitió a la banda moverse por lugares que demandaban mayor elasticidad vocal.
Y de acuerdo a lo mencionado, “Damaged Soul” es la que captura de inmediato a los seguidores más viejos de la banda. El viejo Blues sigue ahí y el solo de Iommi es asesino. Si alguien se preguntaba de dónde había salido el stoner rock, aquí todo es aclarado. Y ahora la pregunta es si habrá sido Ozzy quien tocó la armónica; quien quiera que lo haya hecho, lo hizo muy bien. Ese toque a lo “The Wizard” que le dan con ella, plancha bien el sello con el que Black Sabbath cautivó al mundo del rock hace 43 años. Sí, tener aquí a Bill Ward hubiera sido grandioso.

“Dear Father” es una colección de riffs, que más que en otras ocasiones busca enfatizar las emociones de sus letras. Esta canción es tan heavy metal, que nos permite preguntarnos por los motivos para que estos sexagenarios, se encuentren haciendo esto en este momento de sus vidas. Y la respuesta justifica al heavy metal per se: ¡Porque así tenía que ser!

El resultado final de 13, demuestra un estupendo trabajo de producción por parte de Rick Rubin. Y es que una empresa como lo fue el tan esperado nuevo disco de Black Sabbath, significaba todo un reto para cualquier valiente. Llevar a la banda por el camino correcto, en cuestión de decisiones, como también en cuestión técnica, no debió haber sido nada fácil. Esperemos que la voz de Ozzy suene en vivo, al menos la mitad de lo bien que sonó aquí.

13 es una prueba superada para Black Sabbath. Es el mejor trabajo que estos grandes músicos pudieron entregar y está a la altura de las expectativas (y quizá más allá). Hace 43 años Black Sabbath escribió una historia que ahora ya no iba a repetir. Pero en esta ocasión nos entregaron un capítulo más de este pesado libro, el cual está cada vez más cercano a terminar de escribirse. Al final de “Dear Father” nos dejan escuchar un reprise  de aquellas macabras campanas, que entre truenos y una tormenta, cambiaron la vida de muchos de nosotros. Lo agradecemos como anécdota, pero lo desechamos como presagio.

Rogelio Matamoros
@DiabloDespierto

viernes, 7 de junio de 2013

Mayhem: "De Mysteriis Dom Sathanas"


De acuerdo a la Wikipedia en español, “el black metal es un subgénero extremo del heavy metal, surgido a mediados de los años ochenta. Se caracteriza por sus letras anticristianas, que generalmente abarcan temas como el odio, la misantropía, el satanismo, la violencia, el negativismo, el suicidio, el ocultismo, el nihilismo y la guerra.”

Pero, ¿cómo debe ser el black metal? O más bien, ¿cómo debe sonar? Podría escribir un tratado completo pero lo haré de una manera más sencilla: el black metal debe sonar como suena en este álbum.

Ocho tracks distribuidos en poco más de 45 minutos que te pondrán a viajar. Olvídate de rolitas orquestadas al estilo de Dimmu Borgir o las ridiculeces que hacen Gorgoroth o Carpathian Forest. Aquí el sentimiento de muerte está cabrón.  No hay espacio para el virtuosismo. No hay espacio para desperdiciar en solos de guitarra por lo que prácticamente no fueron invitados. Lo de este disco es maldad pura (sí, inocente y de adolescente idiota, pero pura). Las vocales parecen salidas del mismísimo infierno, acompañadas por poderosos riffs y una base rítmica contundente. Los temas van cambiando de ritmos a medio tiempo hacia feroces carreras apoyadas por un doble bombo brutal cortesía del baterista quien es, sin duda, el músico más preparado de la alineación. El círculo lo cierra una producción sucia pero, a la vez, ideal para lo plasmado.

“Funeral Fog”, “Freezing Moon”, “Cursed in Eternity”, “Pagan Fears”, “Life Eternal”, “From the Dark Past”, “Buried by Time and Dust” y “De Mysteriis Dom Sathanas” son los títulos de los temas, mismos que nos advierten sobre la capacidad creativa de la banda, basada en el vivir en un país donde los templos de adoración a Odín y su banda fueron sepultados bajo templos cristianos (como en México, ja) y donde la mitad del año viven de noche. He ahí la magia del disco. Éste te ayudará a comprender mejor al movimiento del black metal noruego (indiscutible base del género).

Pero, ¿de dónde salió?
Hace muchos años, 19 para ser exactos, cuando el black metal no era cuestión de risa (la neta es que siempre ha sido cuestión de risa), cuando no habían aparecido pandas satánicos en todas las regiones del mundo y cuando el movimiento Nacional-Socialista de black metal oaxaqueño no había sido siquiera concebido en la mente de los morenazis, apareció en el mercado este álbum que definiría un género a la perfección. Traducido como “Sobre los Misterios del Señor Satán”, De Mysteriis Dom Sathanas es, seguido de cerca por el Under the Sign of the Black Mark de Bathory, el disco más importante e influyente de black metal de todos los tiempos para quien esto escribe.
Es importante que chequen bien el nombre de cada uno de los integrantes, no sólo por ser escalofriantes como las noches noruegas, sino también porque son una especie de Guía Roji de la maldad:

Øystein “Euronymous” Aarseth- guitarra
Snorre “Blackthorn” Ruch- guitarra
Varg Vikernes- bajo (sí, el mismísimo Count Grishnackh, el personaje que la hace de todo en la mítica banda Burzum)
Attila Csihar- voz. De él, no se pierdan su trabajo con la superbanda de drone Sunn O)))
Jan Axel “Hellhammer” Blomberg- batería


Y como lo cuentos Disney, la historia comienza de la siguiente manera:
El vocalista original de la banda, un sueco llamado Per “Dead” Ohlin se suicidó en 1991, pues se sentía defraudado por la escena. O sea, se deprimió como emo y se voló la tapa de los sesos con una escopeta. Su cuerpo fue descubierto en una habitación decorada con cachitos de cerebro en las paredes por Euronymous quien, antes de avisar a la policía, se dedicó a tomar las fotos que servirían de portada para el disco en vivo The Dawn of the Black Hearts y a recolectar pequeños fragmentos de cráneo para hacer collares rituales. Dicen que hasta tomó algunos sesos y después los comió cocinados. Dicen.
Tiempo después, a lo largo del país del sol de medianoche, varias iglesias algunas de ellas con siglos de antigüedad y consideradas patrimonio de la nación fueron reducidas a cenizas. Muchos de esos actos incendiarios no solo fueron atribuidos a Varg Vikernes sino que él mismo los admitía con orgullo. ¿Actos extremos? Apenas venía lo peor.
Una escalofriante noche (sí, escalofriante como ya se mencionó que son las noches en Noruega), Euronymous recibió una visita inesperada y fue asesinado a puñaladas en su departamento en Oslo.

El asesino: Varg Vikernes. (¡Ay, cabrón! ¡Asesino y víctima tocando en el mismo álbum!)

¿Saben quién acompañaba a Vikernes en esa ocasión? Sí: Snorre Ruch.(¡Ay, re-cabrón! ¡Asesino, cómplice y víctima tocando en el mismo álbum!)


Lo sé, es una telenovela dantesca. Y es real. Dale una oportunidad a De Mysteriis Dom Sathanas. Por su importancia en el mundo musical, es prácticamente tu obligación escucharlo al menos una vez. Dichosos los invitados a la mesa del señor... del señor Satán.
Si te interesa más el tema te recomiendo el libro Lords of Chaos, mismo que reseñaré en otra ocasión. Otros materiales a checar son los documentales Satan Rides the Media y Until the Light Takes Us. Para una visión más amplia sobre el metal en general, no dejes de ver Metal: A  Headbanger’s Journey.


Posdata: 
El dato "jocoso" que no puede faltar es que el nombre original de Varg es Kristian, mismo que cambió legalmente a Varg (lobo en noruego) por el simple hecho de no soportar llamarse “Cristiano”. Así las cosas. Pinche gente loca. Y si dudas de la loquera de Varg, lee su blog en thuleanperspective.com

L A M C H 

miércoles, 5 de junio de 2013

Jenny and the Mexicats, "Jenny and the Mexicats"



Una londinense, dos mexicanos y un madrileño tocando cumbias, ¿qué puede salir mal?
Pareciera que fue ésta su línea de pensamiento, Jenny & The Mexicats: Un grupo que fusiona, en una receta bastante rica, el pop, dejos de jazz, flamenco y muchos ritmos latinos.
En su primera producción, que comparte el título con el de la banda, incluyen 11 cortes de diversa manufactura, conservando siempre la poderosa y dulce voz de Jenny y sus habilidades tocando la trompeta.

El primer tema de este disco, "Verde más allá", una agradable rumba en la que se repiten figuras de trompeta y la voz de Jenny comienza a hacer gala, es una excelente manera de comenzar el viaje, en el que las vocales a cargo de la londinense nos comienza a dar dejos de sus cualidades. Además el tema habla de caguamas, punto con el que tuvo mi atención en el primer punto.
"Hunt you down", es el pretexto perfecto para entender el extraño acento español con el que nos sorprende la cantante de esta agrupación: Un tema en su idioma natal en el que mezclan trompetas, guitarras y caja en otra con bastantes aires de pop, un coro repetitivo pero no por ello cansino que tiene sus buenos momentos, para terminar en una outro con reminiscencias de algún tipo de Ska.

El tercer tema de la producción, una suave "rumbalada", que comienza con un interesante ritmo de caja con guitarra que, cabe destacar, no va por la vida "a lo flamenco", una guitarra que permanece durante toda la canción en una zona segura, pero bastante amplia, que proporciona la perfecta pista de baile para que la voz de Jenny disfrute a sus anchas sobre ella. En este tema, las vocales rondan más los tonos medios, llegando incluso a escucharse  por momentos rasposa, cansada, para luego sorprender con unos medios sumamente profundos y amplios que van bastante bien adornados por las segundas voces de la inglesa. El tema tiene unos momentos excelentes, y es uno de los mejores del disco.
Y ¿por qué no? "Llueve en el mar", una rumba flamenca en toda la extensión de la expresión, guitarras, caja, voces con acentos españoles y bien. En este tema, las vocales corren a cargo de los caballeros de la banda, más que unas segundas voces bastante interesantes, no hay presencia femenina en el tema, que además incluye un solo de trompeta que resuelve bastante bien la complejidad de tener tanta diversidad cultural en una banda.
Un momento del disco bastante interesante, sigue sorprendiendo la variedad de sonido, aún y teniendo en cuenta el pequeño paseo rumbero en el que se ha ido introduciendo al escucha.


Abrimos pista, como en las bodas, para comenzar con una cumbia magistralmente ejecutada por el cuarteto,  una mezcla de sonido bastante interesante en la que se realza la presencia del bajo, nos olvidamos un poco de la Madre Patria, nos vamos para México y ya está: "Me voy a ir", una clara imagen de que la vocalista de este grupo realmente tiene un amorío con la cumbia. Incluye un buen solo de trompeta y como siempre, arreglos vocales de segundas de parte de los cuatro involucrados y una producción bastante decente. Podría decir, sin temor a equivocarme, que estamos ante una "cumbia fina". Y si a eso le agregamos el factor de que la voz cantante tiene un marcadísimo acento extranjero, se convierte en una buena experiencia musical. De nuevo, una salida a lo "¿Se acuerdan cuando éramos skatos?" ya está, resuelto el punto difícil del disco.
"The Song for the UV House Mouse" es, quizás, el momento más pop del disco. La voz toma un rol imprescindible, tenemos un sampleo muy profundo en graves como fondo, sobre el que trabaja una caja y una guitarra acústica, con su obligado solo de trompeta, en el que de nuevo escuchamos a Jenny manejándose sobre una zona segura en la que puede adornar lo suficiente la canción como para que guste, pero no demasiado como para mostrar su virtud en la trompeta.

Un momento difícil para el escucha, si es que lo hay en este disco, sería "Heaven Knows", una balada hecha para dos cosas: Para que Jenny muestre su voz, que si no es virtuosa, es bastante capaz; y para que toque la trompeta sobre variaciones del mismo tema. Para mí, el momento menos disfrutable del disco.
Y por si no estábamos llenos de variaciones entre inglés, español, cumbias, pop, flamenco, bueno ¿por qué no le ponemos un poco de country a este mole musical? El resultado, se llama "Freddy". Un  tema con banjo, guitarras, caja y con líricas en español e inglés, que resulta bastante recomendable.
Más rumba flamenca con dejos de cumbia se pasean sin vergüenza en "Sin mirar atrás", que termina en un buen despliegue de ska. Un tema prescindible, pero aceptable.
"Flor", por si no había quedado claro: Esto es rumba flamenca, acumbiada y con trompeta. Un tema un poco cansado, que termina de nuevo sobre la fórmula de "Vamos, que somos chavos, tenemos trompeta..."
Al tema que cierra la producción "Anthem Song", no le hace justicia su posición en el mismo: De nuevo una buena ejecución vocal bilingüe, con una estructura un poco más despreocupada que nos recuerda que la voz de Jenny está ahí por algo. Un solo de trompeta un poco más elaborado, con pasajes largos pero muy melódicos. Los manejos de medios del color de voz están bastante bien logrados, un excelente tema para quedar con un buen "sabor de oídos".
En resumen, un disco bastante interesante, cuya escucha recomiendo ampliamente con un buen set de audífonos de la más alta gama posible, porque tiene muchos detalles interesantes que harán un deleite las próximas pasadas por el disco.

Reclamaciones u opiniones diferentes se aceptan.

Ricardo Rodríguez
@MaeseBourbon



lunes, 3 de junio de 2013

U2: Un giro de 360° te deja en el mismo lugar

Capítulo 1: Pop Mart

Corría el mes de junio de 1997 cuando en Radioactivo 98.5 FM de la Ciudad de México, se escuchó la noticia de la puesta a la venta de los boletos para los conciertos del Pop Mart Tour de U2 en el todavía inconcluso Foro Sol de la Ciudad de México.

Como buen fan de hueso colorado, pobre en mi condición de recién egresado, y con un trabajo mal remunerado; tuve a bien pedir de regalo de cumpleaños un par de boletos para el concierto tan esperado (¡Me salió en verso!)
Aún sin tener la más remota idea de cuáles asientos nos esperaban, los fans agotamos el boletaje, para variar, en escasas horas.
Apenas entendíamos la división por colores; de la cual sólo sabíamos que la zona dorada era la chida y que costaba la friolera de $1,500 pesos de aquel entonces; sobra decir que para mis patrocinadores esta jamás fue una opción, por lo que tuve que conformarme con la esperanza de que desde la zona roja se pudiera disfrutar del espectáculo.
No me equivoqué; fue glorioso.

Capítulo 2: Zooropa

Advertencia para todos los fans del rock alternativo de los años 90: Esta declaración, no les va a gustar:
-          A pesar de que muchos catalogan el disco Nevermind de Nirvana, como la mejor producción de aquella década; la realidad es que Kurt Cobain  (desde su tumba) y compañía deben de quitarse el sombrero y rendir tributo al verdadero portador de ese título: Achtung Baby, el séptimo disco de U2.
Achtung Baby se parece al Sgt. Pepper’s Lonley Hearts Club Band de The Beatles, sobre todo porque es un disco que se puede escuchar de principio a fin, descubriendo que cada canción es maravillosa: Desde la alegría refrescante de “Mysterious Ways” que nos obliga a atacar la pista de baile sin misericordia alguna; pasando por “Ultraviolet” y “Who’s gonna ride your wild horses” perfectas para exprimir lagrimas varias. Y por si esto fuera poco contiene ese himno de la raza humana llamado “One”.

El siguiente disco de U2 fue Zooropa; vio la luz en 1993, tan sólo dos años después de “Achtung”; en él encontramos la experimental “Numb” además de “Stay (Faraway, so close)”, otra de esas canciones que han acompañado a miles de corazones rotos mientras lloran sus penas rogando la permanencia del ser amado; sin embargo, el recuento anterior solo sirve de introducción para un malestar que comenzaba a notarse desde esa producción.

Zooropa, más que un álbum totalmente nuevo, parece más la colección de canciones que no lograron caber en el Achtung Baby y que a pesar de tener momentos sumamente brillantes como los antes mencionados, también cuenta con “The First Time” y “Dirty Day” que seamos honestos, se nota a leguas que fueron el relleno para completar los 10 tracks que debía de contener un CD en aquel entonces.
Ese malestar de las canciones de relleno se hace más evidente en el sucesor de Zooropa: Pop, en donde más bien, todo es un relleno que acompaña a “Discotheque” y a “Staring at the sun” e incluso vale mencionar que estas no son sino mutaciones de “Mysterious Ways” y “One”

A partir de entonces, y ya siendo un gigante cultural; U2 ha decidido que es más importante su influencia popular que la música que hacen. Habrá quienes adoren “Vertigo” o “Stuck in a Moment” pero después de escuchar hasta el cansancio el muy mencionado Achtung Baby, llego a la conclusión de que puedo hacer un playlist en mi iPod con los grandes éxitos de los discos sucesores, y borrar el resto.



Capitulo 3: Cirque Du Soleil

Los años 90, vieron también el regreso explosivo de los conciertos a tierras mexicanas; el Pop Mart Tour fue solo uno de tantos que impresionaron a un público azteca ávido de aplaudir a artistas internacionales en vivo tras una sequía impuesta por los gobernantes de más de 20 años.
No solo eso, con los 90’s se abrieron los ojos mexicanos a espectáculos cada vez de mejor nivel y para todos los bolsillos, las decisiones se fueron volviendo cada vez más complejas ante la variedad ofrecida, y las posibilidades económicas limitadas.
Desde entonces hemos sido testigos de giras fastuosas como la de Madonna, de espectáculos pequeños, pero llenos de poder como el de los White Stripes de producciones sumamente bien cuidadas como la de Daft Punk.
Han pisado nuestros foros artistas de todas latitudes con poco y con mucho dinero, con más o menos talento; pero en general; México se ha convertido en escala obligada de cualquier tour importante, para cualquier artista que quiera triunfar en el mercado latinoamericano, y para todos aquellos espectáculos que hayan descubierto las mieles de los aplausos mexicanos, tan generosos y fácilmente entregados.
Eso es lo que me molesta; y mucho.



Hoy por hoy U2 ya no se trata más de una banda de rock; sino más bien de un mega espectáculo cuidadosamente manufacturado, se trata de opiniones políticas, de luces y de pantallas de alta definición, en donde lo que menos importa es el corazón con el que se ejecuta el trabajo, sino más bien de lo bien que se ve en el escenario.
Me molesta que nos sigan viendo la cara de signos de pesos vendiéndonos entradas sobrevaluadas, a sabiendas que nuestra adoración es tal que terminaremos por comprarlas en pocas horas, ¿o qué?, ¿a poco los asientos de hasta arriba del Estadio Azteca valen tanto?
Me molesta que nuestra capacidad de análisis sea tan poca como para no darnos cuenta que hemos visto producciones de altísima calidad, y que además tienen todo el soporte de música que realmente está hecha y ejecutada desde el corazón; tan solo deberíamos de recordar que hace apenas un mes vinieron los Chemical Brothers con un espectáculo digno de presentarse en el mismísimo festival de Glastonbury.
Me molesta que U2 nos quiera vender sus más recientes discos a punta de luz y sonido, o ¿qué? ¿A poco el momento del concierto que estaban esperando era “Get on your boots” o “Magnificent”?



Ya lo decía correctamente el periodista Neil Strauss del New York Times cuando estrenaron el álbum Pop en 1997:
 “Desde su primer álbum: “Boy” de 1980, hasta el “Joshua Tree” de 1987, U2 sonaba a inspiración; ahora suenan a artículo de lujo”
Con la excepción del Achtung Baby, aquella declaración sigue siendo verdadera.

¡¡Saludos Amigos!!

@funksoulbroder