Metallica – Live Shit: Binge & Purge – recorded at the Seattle Coliseum, WA, August 29 and 30, 1989.
Desde hace tiempo –años ya para ser franco- he leído en varios foros, Twitter, Facebook, blogs y demás, sobre el poco o nulo reconocimiento que muchas personas brindan a una de las bandas más importantes en la historia del rock pesado: Metallica.
Esto puede ser por varias razones, aunque supongo que existen más. Las que me vienen a la mente: o son personas que resultaron afectadas con el lío que armó Lars Ulrich contra Napster hace más de diez años, o debido a que se “vendieron” con el Black Album y después sacaron esas “porquerías” llamadas Load y Reload, o por el “desacierto” de grabar St. Anger (uno de los discos más atacados, creo, en la línea de tiempo actual de la música contemporánea).
Es más, ahí les van otras: Lulu, el disco inédito con Lou Reed; S&M, con su acercamiento sinfónico a temas clásicos como "Master of Puppets", "The Call of Ktulu" y demás y que no es mal disco; o la salida de Jason de la banda y no tanto eso, sino el haber documentado el proceso en Some Kind of Monster, que a decir de muchos, es un documental falso, rosita y chafón.
Ok, ok, les doy algo de crédito por eso, pero la trayectoria del grupo no puede ser menospreciada. Su impacto en las generaciones de metaleros, tampoco. Su alta capacidad para generar algunos de los riffs más pesados y conocidos del rock, sus letras –algunas- incisivas, personales y oscuras, su instrumentación… Metallica es más que lo negativo, es una banda icónica, una banda grande y grande habrá de desvanecerse con el tiempo.
Y si aún queda duda de la grandeza de este grupo, está como fiel testigo de sus mejores épocas ésta grabación, incluida en la caja Live Shit: Binge & Purge de 1993, que dio al mundo una prueba de Metallica en su apogeo y de paso, posicionó a México en la mente y los inversionistas del rock y conciertos como uno de los países donde la banda se pone más loca en cuanto a toquines de rock se refiere y por ende, es un país redituable para ese negocio... al menos creo que lo era, no sé bien ahora.
El concierto de Seattle, de finales de agosto de 1989 y perteneciente a la gira Damaged Justice ’89, es todo menos suave, chafa o agachón… es Metallica en su máxima expresión. Las vocales de James Hetfield son la mezcla perfecta entre el grito desgarrador y atronador de su garganta con algunos juegos más melódicos y agudos que definen a este cuate como un gran frontman.
Jason tenía relativamente poco en la banda y aquí suena fuerte y preciso, su bajeo es gordo y soporta en vivo al acto sin miramientos; Hammett mantenía entonces una velocidad tanto en el tapping como en el manejo del Wha! de tamaños, además de que todos, al ritmo frenético de Lars Ulrich en la batería, componían uno de los actos más impresionantes que nos tocó ver a algunos por aquellas épocas (me refiero a verlos en México cuatro años después, con toda esa fiereza y coraje).
Ni hablo de canciones porque este concierto es una compilación de “éxitos” provenientes de sus cuatro primeros discos de larga duración, así como de EP’s y sencillos, pero podría destacar algunos temas como la abridora "Blackened", "Welcome Home (Sanitarium)", "The Four Horsemen", "…And Justice For All", "One", "Battery", "Breadfan" y, por supuesto, "Whiplash", en la que puedo considerar, es la versión más puerca, rápida y poderosa de esta grandiosa canción.
Pero la que se lleva las palmas es el jam que Jason Newsted hace al final de su solo de bajo soleando con los acordes de "To Live Is To Die" y la forma como entran de lleno a su más grande tema: "Master of Puppets".
La forma en que se va construyendo ese jam, con el bajo y las guitarras hacia el final y la forma de entrar de la batería fijan un punto altísimo en lo que Metallica ha grabado en vivo. No exagero, es para enchinar la piel.
Con esto no pretendo que me llamen fanático de la banda (que en realidad sí lo soy), sino que aquellos que no le hayan dado chance real a ver el trabajo más antiguo del grupo, puedan asomarse a escuchar a la que es todavía, una de las más grandes alineaciones del Rock de todos los tiempos. No, no exagero, Metallica es grande, muy grande y eso todos lo saben, les arda o no.
Van.
CBVM