Todos somos víctimas del contexto.
En 1996 se estrenó la película Romeo y
Julieta, dirigida por el australiano Baz Luhrmann; la promesa de este filme
era que tomaba exactamente las líneas escritas por William Shakespeare y las
ambientaba en una ciudad del siglo XX.
Parte del éxito de esta cinta se debió a
que estaba estelarizada por un Leonardo DiCaprio de apenas 22 años, en pleno
ascenso meteórico por la popularidad hollywoodense y a un estilo de
cinematografía raramente visto en una cinta mainstream hasta ese entonces.
Aunque se trataba de la misma historia mil
veces ya contada, la dinámica, la música, y la ambientación estaban muy bien
logrados, creando una combinación muy divertida y con escenas memorables, como
la de la pecera, que me sigue pareciendo hasta la fecha uno de los momentos más
románticos de la historia del cine.
En el año 2001 Luhrmann se apuntó otro
éxito taquillero con Moulin Rouge, musical protagonizado por Nicole Kidman y Ewan McGregor; en aquella ocasión, el éxito
fue tal que la cinta estuvo nominada al Oscar y a varios otros premios.
The Great Gatsby
Aún cuando todos los elementos que lo
hicieron exitoso en el pasado aún están allí, la más reciente entrega de
Luhrmann carece del carisma que tuvieron las dos cintas antes mencionadas además
de contener dos fallas mayúsculas:
1)
Abuso del recurso del
personaje-narrador: Me explicaré con la ayuda de un ejemplo: Forrest Gump, en
aquella, el narrador es simplemente un
vehículo que va guiando al espectador en su viaje por la historia, no un explicador
de la misma. Creo que las películas que requieren que se hagan constantes
pausas en la narrativa para que el narrador explique la historia, dejan al
desnudo la falta de un guión bien escrito que haga de los personajes y los
actores los verdaderos protagonistas.
2)
A excepción de Jay
Gatsby, me parece que los demás personajes están minimizados, actúan bajo la
sombra de un Leonardo DiCaprio que es demasiado grande. No he tenido la
oportunidad de leer la obra original de F. Scott Fitzgerald,
pero creo que tanto Daisy Buchanan (Carey Mulligan) y Nick Carraway (Tobey
Maguire) fueron personajes que se quedaron subvaluados en este guión.
Finalmente, el soundtrack, producido por el
mismísimo Jay-Z y con la aparición de estrellas del tamaño de Kanye West y Jack
White, falla en la creación de escenas memorables como “Young Hearts Run Free”
de Romeo y Julieta o “Elephant Love Medley” de Moulin Rouge, ambos, casos en
los que la música marida perfectamente con la historia.
Espero que el tibio éxito de esta cinta le
sirva a Luhrmann para recordar que no se necesitan presupuestos
multimillonarios, sino guiones bien escritos para crear películas memorables,
porque él ya es un gran director.
Espero tú opinión después de leer el libro.
ResponderBorrar¡Saludos!