THE DAY AFTER
El escritor de esta reseña nació en 1974. Primogénito
de una típica familia de clase media – alta mexicana, que recibió una
tradicional educación católica con todas sus consecuencias morales.
Me enseñaron que había un cielo y un
infierno, al que uno se iba al momento de morir dependiendo de sus méritos en
vida, y de alguna manera, crecí temiendo ese castigo, por lo que trataba de
portarme todo lo bien que podía para no ganármelo.
Chicos más grandes que yo me asustaban con
la leyenda del Pitufo Negro de dos metros,
en cuyas entrañas encontraron un niño que había devorado; o la historia
de que las tías Amparito y Pachita tenían un cuarto oscuro, donde realizaban
extraños experimentos con líquidos para revelar fotografías.
Sin embargo, dadas las condiciones
familiares de mi infancia, la realidad es que no tenía demasiado miedo a nada
que no fueran unos regaños por portarme mal en la escuela, o por pelear con mi
hermano, todo ese tema del infierno y el
Pitufo Satánico no sonaba nada real en ese contexto.
Eso cambió en algún momento de mediados de
los 80’s cuando conseguí de manera clandestina una copia en formato Beta de la
película The Day After, filme que narra lo que sería un holocausto nuclear y
sus consecuencias, desde el punto de vista de una pequeña comunidad granjera
del estado de Kansas.
Eso es un filme de terror y no pedazos.
Ese dia, el coco, la llorona, las tias-brujas
y los duendes malditos, fueron sustituidos brutalmente en su jerarquía de cosas
aterrorizantes, por un miedo real, muy probable para la época y perfectamente
tangible, al menos en la pantalla del televisor.
Hasta la fecha, la escena del ataque se
me aparece en pesadillas, de las cuales despierto con taquicardia y sudor frio.
UN ESTANQUE ES UN OCÉANO
Neil Gaiman, originario del Reino Unido de
la Gran Bretaña, es un renombrado autor de historias de ficción, su pluma ha
dado vida a novelas extraordinarias, como Neverwhere y American Gods; es
adorado por la comunidad geek por los comics The Sandman, Batman: Whatever
Happened to the Caped Crusader? y muchos otros títulos.
Para imaginar el estilo que usa Gaiman,
podría referirme a películas de Tim Burton como Beetlejuice y Big Fish, en
donde claramente se trata de una historia fantástica, pero toda la narrativa
hace creer que la historia es posible.
En The Ocean at the end of the Lane, Neil
Gaiman retoma la tradición de las viejas historias de terror, reimaginada en un
contexto un tanto más actual. Esas que se le contaba a los niños como disuasivo
de mal comportamiento, y que a través de los años han sido filtradas y
suavizadas hasta convertirse en simples parábolas que apenas tienen alguna
enseñanza, como la Caperucita Roja de los hermanos Grimm.
The Ocean… nos hace recordar aquella
época en la que creíamos que el edificio de la escuela primaria era gigantesco;
cuando un ojo de agua perdido en el campo parecía una enorme alberca, la resbaladilla del parque, un desfiladero sin
fondo y las viejitas, brujas que comían niños por darle balonazos a sus
rosales.
Pero también nos recuerda el sabor del pan
tostado: Blanco y cortado en finas rebanadas salidas de su empaque plástico, o
el de la pila de Hot Cakes con mantequilla y miel de maple, que aparecían
mágicamente en la mesa de los primos los sábados por la mañana; y la sensación del tacto de la mano sudada de
la niña más bonita de la cuadra.
Nos recuerda que todos esos instantes que
parecen insignificantes en la edad adulta, en realidad eran las cosas que nos
daban valor cuando éramos niños y a la vez son las emociones que
desesperadamente buscamos reencontrar años más tarde, cuando necesitamos una
caricia y un abrazo en momentos difíciles.
Probablemente somos la última generación a
la que asustaron con cuentos para portarnos bien, la tecnología es tan poderosa
hoy, que difícilmente puedo creer que nuestros niños se impresionen con aquellas historias y creo que poco a poco quedarán
en las páginas amarillentas de los cuentos ilustrados que sólo darán miedo cuando un día los saquemos del librero y se
resquebrajen de tanto estar guardados.
Desafortunadamente, por el momento The
Ocean at the end of the Lane únicamente está disponible en librerías de Estados Unidos, pero se puede conseguir con
relativa facilidad a través de Amazon.com y seguramente muy pronto a través de
la nueva tienda de libros electrónicos: Amazon.com.mx
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